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En este texto, pichón-riviere analiza la cotidianidad como espacio donde se configuran las relaciones sociales y las condiciones de existencia del sujeto. La vida cotidiana se organiza en torno a las necesidades históricas y generadas, y se presenta como un 'mundo-en-movimiento' que incluye hechos, actos, actividades y relaciones. Sin embargo, la cotidianidad también puede ocultar elementos de crítica al orden social de dominación, llevando a la resignación y la inmovilidad del sujeto. El autor argumenta que es necesario realizar una crítica de la vida cotidiana y denunciar el sistema social que impone opresión y injusticia.
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Tipo: Apuntes
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Trabajo Practico N° 8 Pichón-Riviere Resumen: Crítica a la vida cotidiana Para Ana Quiroga, la cotidianidad es el espacio y tiempo donde se desarrollan las relaciones entre los hombres, es decir, el espacio donde se ejecuta su praxis. Pichón- Riviere menciona que es en la cotidianidad donde se configura las condiciones concretas de existencia del sujeto. Las mismas son una manifestación inmediata en un tiempo y espacio determinado históricamente. La cotidianidad de los sujetos se determina por cada época histórica y cada organización social, es una manifestación de la formación económico- social a la cual el sujeto se pertenece. En la cotidianidad se organiza la vida material y social del sujeto, se encuentra determinada por las necesidades históricamente aparecidas y generadas, y por lo tanto en torno a su reconocimiento, satisfacción, disponibilidad social, etc. Esta vida cotidiana son el conjunto de hechos, actos, actividades y relaciones propias de lo que el autor denomina un “mundo-en-movimiento” y por lo tanto se nos presentan de manera dramática. Pichón-Riviere plantea que la cotidianidad es la familia que nos educó, las actividades del diario vivir, nuestra relación con los medios de comunicación, el deporte, la vida sexual, la moda, los medios de transporte, los instrumentos de educación, disciplina y control, la economía, el trabajo, la música que escuchamos, es el desenvolvimiento histórico del sujeto en el día a día. Esta vida cotidiana es una experiencia en acción, y esta acción muchas veces pasa por autoevidente e incuestionable, sin embargo es claro que en esa vida cotidiana podemos encontrar elementos de crítica al orden social de dominación. La cotidianidad del sujeto se encuentra naturalizada, aparece la perspectiva de que el vivir actual es el mismo a lo largo de la historia y que se ha mantenido sin modificación. La ideología dominante impone estas nociones respecto al acontecer cotidiano, y esta lleva a la resignación y la inmovilidad del sujeto frente a las mismas. La distorsión de la historicidad de las relaciones termina velando la posibilidad de modificar las condiciones de opresión e injusticia que caracterizan la opresión de las personas bajo el capitalismo. Por lo tanto es necesario realizar una crítica de la vida cotidiana, es necesario interrogarnos por los fenómenos que se encuentran naturalizados en la misma, y esta crítica implica la denuncia de todo el sistema social, y la forma como este se impone sobre las personas. Pichón-Riviere va a afirmar que para el psicólogo social el sujeto, el paciente no es un ser aislado, sino un emisario de todo un sistema social que se encarna en él. Es por lo tanto el actor principal de un drama personal, pero al mismo tiempo el portavoz de una situación social que le dio origen, es el mensajero de los miembros de los grupos sociales que lo educaron, y por lo tanto de las relaciones sociales que ha internalizado y re- creado subjetivamente. La psicología tradicional al olvidar esta característica, olvida que la persona es un sujeto en acción, no es un estado a- histórico estático e inmóvil, sino una praxis histórica
concreta. Solo existe el sujeto en situación. El psicólogo social indaga las dificultades del sujeto como dificultades en el seno de sus grupos sociales.