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naciones y nacionalismos, Resúmenes de Historia

resumen del texto de eric hobsbbawm

Tipo: Resúmenes

2021/2022

Subido el 16/02/2023

federico-sacramoni
federico-sacramoni 🇦🇷

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NACIONES Y NACIONALIMO DESDE 1780
En este libro, Hobsbawm hace un repaso histórico del fenómeno "nacionalista", así como del
surgimiento y la evolución de las naciones como un ente puramente moderno. En este libro el
autor también repasa las condiciones y las características para que surja el concepto de nación
y las repercusiones político-sociales que este ha tenido en la historia del mundo, y,
especialmente europea -ya que el término nación surge, se desarrolla y se afianza en la Europa
moderna- hasta llegar a la actualidad (aunque más bien justo cuando los regímenes soviéticos
colapsan).
El autor comienza el libro en el momento en que el Antiguo Régimen está a punto de
desbordarse por las nuevas fuerzas como el liberalismo y los procesos de modernización. Así,
se plantean cuáles son los requisitos a priori para que una idea como la "nación" (hasta
entonces desconocida) tome fuerza. Bien es cierto que en este momento, cuando empiezan a
surgir las naciones como las entendemos, el nacionalismo es (si se puede decir así) una idea
bastante progresista que recibe ataques de los sectores tradicionales.
Más allá de eso, Hobsbawm, para demostrar como el concepto de nación empieza a aparecer
(aunque sea únicamente en los sectores cultos) en los escritos de los liberales clásicos como
Adam Smith ( la obra más famosa de este autor ya alude a la idea de nación). En esa época el
nacionalismo estaría aparejado al entusiasmo por la revolución industrial y "por la creación de
ciudadanos del mundo, alejados del provincialismo de las ciudades pequeñas "(p: 49). Además,
el autor aborda los requisitos para formar una nación: en primer lugar estaría el criterio de
umbral (que fuera lo suficientemente grande), que ese pueblo o nación tuviera una asociación
histórica con un estado que ya existiese (el caso de Francia, España, Inglaterra o Rusia), la
existencia de una élite cultural poseedora de una lengua vernácula literaria y administrativa (la
cuestión lingüística, tan importante para las naciones) y, como último criterio, la capacidad de
conquista de ese estado ya que "no hay como ser un pueblo imperial para hacer que una
población sea consciente de su existencia colectiva"(P: 47). Como se aprecia claramente, estos
criterios que Hobsbawm plantea cómo necesarios para que surja una nación en la época
(finales del XVIII y principios del XIX) están muy alejados de la visión "wilsoniana" que se
menciona más adelante.
Siguiendo con la obra, el autor se plantea si lo que sabemos del surgimiento de las naciones,
las ideas de la época, los escritos, ensayos, etc... son realmente veraces en el sentido de que
reflejan los sentimientos, preferencias e ideas del conjunto de la población. El autor duda
bastante en este punto ya que, si la gran masa de las poblaciones europeas eran analfabetas
difícilmente conoceremos la realidad histórica. A pesar de ello, continúa con el análisis de las
características más llamativas de este fenómeno. En primer lugar sobre la lengua (ya
mencionada anteriormente) y la etnicidad. Sobre esta última dice que "muy pocos
movimientos nacionales modernos se basan realmente en una fuerte conciencia étnica,
aunque a menudo inventan una sobre la marcha" (p: 73) y hace un análisis histórico de lo que
supuso la etnicidad antes del surgimiento de la nación: en primer lugar que la etnicidad,
históricamente, había funcionado comúnmente como un estratificador social, más que
vertical. En segundo lugar la etnicidad sirve más para reconocer al "otro", al que es diferente,
que al grupo propio (el cuál se considera más heterogéneo, mientras que los "otros" son
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NACIONES Y NACIONALIMO DESDE 1780

En este libro, Hobsbawm hace un repaso histórico del fenómeno "nacionalista", así como del surgimiento y la evolución de las naciones como un ente puramente moderno. En este libro el autor también repasa las condiciones y las características para que surja el concepto de nación y las repercusiones político-sociales que este ha tenido en la historia del mundo, y, especialmente europea -ya que el término nación surge, se desarrolla y se afianza en la Europa moderna- hasta llegar a la actualidad (aunque más bien justo cuando los regímenes soviéticos colapsan). El autor comienza el libro en el momento en que el Antiguo Régimen está a punto de desbordarse por las nuevas fuerzas como el liberalismo y los procesos de modernización. Así, se plantean cuáles son los requisitos a priori para que una idea como la "nación" (hasta entonces desconocida) tome fuerza. Bien es cierto que en este momento, cuando empiezan a surgir las naciones como las entendemos, el nacionalismo es (si se puede decir así) una idea bastante progresista que recibe ataques de los sectores tradicionales. Más allá de eso, Hobsbawm, para demostrar como el concepto de nación empieza a aparecer (aunque sea únicamente en los sectores cultos) en los escritos de los liberales clásicos como Adam Smith ( la obra más famosa de este autor ya alude a la idea de nación). En esa época el nacionalismo estaría aparejado al entusiasmo por la revolución industrial y "por la creación de ciudadanos del mundo, alejados del provincialismo de las ciudades pequeñas "(p: 49). Además, el autor aborda los requisitos para formar una nación: en primer lugar estaría el criterio de umbral (que fuera lo suficientemente grande), que ese pueblo o nación tuviera una asociación histórica con un estado que ya existiese (el caso de Francia, España, Inglaterra o Rusia), la existencia de una élite cultural poseedora de una lengua vernácula literaria y administrativa (la cuestión lingüística, tan importante para las naciones) y, como último criterio, la capacidad de conquista de ese estado ya que "no hay como ser un pueblo imperial para hacer que una población sea consciente de su existencia colectiva"(P: 47). Como se aprecia claramente, estos criterios que Hobsbawm plantea cómo necesarios para que surja una nación en la época (finales del XVIII y principios del XIX) están muy alejados de la visión "wilsoniana" que se menciona más adelante. Siguiendo con la obra, el autor se plantea si lo que sabemos del surgimiento de las naciones, las ideas de la época, los escritos, ensayos, etc... son realmente veraces en el sentido de que reflejan los sentimientos, preferencias e ideas del conjunto de la población. El autor duda bastante en este punto ya que, si la gran masa de las poblaciones europeas eran analfabetas difícilmente conoceremos la realidad histórica. A pesar de ello, continúa con el análisis de las características más llamativas de este fenómeno. En primer lugar sobre la lengua (ya mencionada anteriormente) y la etnicidad. Sobre esta última dice que "muy pocos movimientos nacionales modernos se basan realmente en una fuerte conciencia étnica, aunque a menudo inventan una sobre la marcha" (p: 73) y hace un análisis histórico de lo que supuso la etnicidad antes del surgimiento de la nación: en primer lugar que la etnicidad, históricamente, había funcionado comúnmente como un estratificador social, más que vertical. En segundo lugar la etnicidad sirve más para reconocer al "otro", al que es diferente, que al grupo propio (el cuál se considera más heterogéneo, mientras que los "otros" son

iguales) y, por último, esta etnicidad es virtualmente ajena al protonacionalismo que pretende estudiar. Descartado el componente étnico como generador de protonacionalismos , continúa su estudio con lo que los cosacos del Don definían su "patria" rusa: la religión y la realeza/imperio. "La religión es un método antiguo y probado de establecer [...] una especie de hermandad entre personas"(P: 77) y aún con todo surge la paradoja de cómo la religión crea un protonacionalismo que, justamente, cuando se convierta en una nación esta tratara con muchas reservas a la religión (que podía desafiar la lealtad de los ciudadanos para con la nación). Aunque afirma que las relaciones entre religión y protonacionalismo son sumamente opacas. Así, con la dificultad de estudiar las relaciones de protonacionalismo y religión acude al factor que considera más determinante: la pertenencia a una entidad política duradera (lo que se conocía en el XIX como una "nación histórica") y que contaba entre sus miembros -una pequeña fracción de sus miembros más bien- con una élite privilegiada, una nobleza nacional que puede considerarse protonacional ya que contaba con "los tres elementos natio (nación), fidelitas (lealtad política) y comunitas (comunidad politica)" (p:82) en la conciencia sociopolítica de un grupo muy influyente dentro de la sociedad. Aún con todo el autor se cuida bien de diferenciar este protonacionalismo de las élites con el nacionalismo y la nación moderna. El protonacionalismo facilita la tarea al nacionalismo, aunque no es una condición ni necesaria ni determinante para que surja este (ya que si ese fuese suficiente tendríamos naciones mapuches o aimaras como sugiere el autor). Profundizando en la lectura, el autor se centra en la perspectiva de los gobiernos y las medidas que estos tuvieron que tomar para abarcar a toda la población dentro de sus territorios y de asegurarse una lealtad y una identificación con el sistema de gobierno, que hasta el momento, no había necesitado mantener. De especial importancia es el surgimiento de nuevas clases (el proletariado) y como los gobernantes compitieron con otros rivales para asegurarse la lealtad de estos nuevos sujetos o actores de las clases más bajas (aquí supongo que el autor se refiere a la competencia respecto a los partidos obreros de corte internacionalista, ya que, aunque lo sugiere no lo cita expresamente). Además aunque un estado no se enfrentara a grandes problemas de legitimidad, la mera destrucción de los lazos sociales tradicionales con la llegada de la modernidad hizo imperativo inculcar nuevas formas de lealtad cívica (p:94). En este punto, con el surgimiento de derechos aparejados en el imaginario colectivo respecto la nación hacían más fácil la identificación con esta por parte de los ciudadanos los cuales ya habían dejado de ser súbditos lo que según el autor propició la aparición de una conciencia populista, patriótica e, incluso, chauvinista. Esto, evidentemente favoreció de manera clara la aceptación de la idea de nación y nacionalidad en grandes masas de la población. Todo ello sumado a la pseudociencia del racismo (basado en ideas evolucionistas) que propicio un sentimiento de superioridad nacional. Los gobierno, además, tenían un gran interés en promover el nacionalismo en sus ciudadanos, y, estos usarían las maquinarias del estado especialmente a través de la escuela. con el objetivo de propagar la imagen y la herencia de la nación e inculcar apego hacia ella. A través de esta maquinaría de estado los gobiernos intentaron hacer frente a la cuestión explosiva del

aspiraba además a una transformación social (como se vio tras la no elección de Churchill en Inglaterra tras haber ganado la guerra). Por último el autor repasa el nacionalismo hoy en día, que según el refleja una crisis en la vieja ideología "wilsoniano-leninista", además de una crisis en la conciencia nacional en un mundo que ya no se mueve dentro de los límites de las naciones ya sea en aspectos políticos, económicos, culturales o sociales. Así, el autor pone de manifiesto como "nación" y "nacionalismo" ya no son apropiados para analizar la realidad aunque su importancia histórica haya quedado patente, y, como sin lugar a dudas -naciones y nacionalismo- fueron hijos/as de la modernidad.

David Rojo Alcalde

3º Sociología