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La figura de Franz Boas, considerado el gran organizador y reformador de la antropología académica en Estados Unidos. Boas se distanció del evolucionismo y el difusionismo cultural, proponiendo el particularismo histórico. Cuestionó la idea de raza y demostró la plasticidad de los grupos humanos. Su enfoque particularista y crítica al etnocentrismo tuvieron un impacto fundamental en el desarrollo de la antropología norteamericana.
Tipo: Monografías, Ensayos
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Antropología Cultural Norteamericana. Franz Boas y el Particularismo Histórico
KUZ, Carlos. 2021. Antropología Cultural Norteamericana. Franz Boas y el Particularismo Histórico. Ficha de cátedra de Fundamentos de Antropología, Facultad de Ciencias Humanas-UNLPam, pp. 1-10.
La llamada “crisis del paradigma evolucionista” se expresó, en el caso de la antropología norteamericana de la primera mitad del siglo XX, a través de una posición metodológica dominante que diversos autores denominan “histórica”. Franz Boas (1858-1942),^1 el referente principal de esta perspectiva, es reconocido hasta hoy como el gran organizador y reformador de la antropología académica en los Estados Unidos. Boas fue además el responsable de la formación científica sólida y rigurosa de una generación numerosa y relevante de antropólogas y antropólogos de ese país. Como parte de sus enseñanzas, cabe señalar su concepción de la antropología como una práctica social orientada a encontrar respuestas a problemas sociales y políticos importantes. Sus ideas fueron la expresión de una reacción crítica contra las teorías antropológicas en boga entre fines del siglo XIX y primeras décadas del XX: el evolucionismo y el difusionismo, como así también contra las teorías raciales, el determinismo geográfico y el eurocentrismo como forma particular de etnocentrismo. Boas tomó distancia tanto de la idea de las invenciones independientes que sostenía el evolucionismo, como de los supuestos de la difusión cultural de la corriente difusionista alemana. En su obra Las limitaciones del método comparativo de la antropología (1896), Boas expone una crítica rigurosa al método propio de “la antropología moderna”, considerándolo un procedimiento deficiente para explicar los orígenes de los fenómenos culturales. El tema fundamental de este trabajo es el problema de la comparabilidad del material etnográfico y la posibilidad de derivar de allí leyes generales de la evolución
(^1) Franz Boas (1858-1942) nació en Alemania, donde estudió física y geografía. En 1883 participó de una expedición científica a la Tierra de Baffin, en el Ártico canadiense, donde entró en contacto con sociedades esquimales; a partir de entonces orientó sus intereses hacia el estudio de temas culturales. Tres años más tarde se radicó definitivamente en Estados Unidos y a partir de 1895 fue nombrado al frente del Departamento de Antropología de la Universidad de Columbia y de una cátedra en la que permaneció hasta 1936.
sociocultural. Según el supuesto de que tales leyes rigen el desarrollo de todas las sociedades humanas, iguales fenómenos se originan en iguales causas. Aunque Boas no rechazaba la posibilidad de la evolución paralela, enfatizaba la necesidad de distinguir rasgos culturales de procedencia común de aquellos inventados de forma independiente. A esto se agregaba la cuestión de si los mismos efectos provenían de las mismas causas; para Boas el problema era que los mismos efectos podían ser el resultado de causas diferentes. Por ejemplo, la organización social basada en clanes pudo haberse producido ya sea por fusión o por fisión de distintos grupos o unidades sociales. Sobre la base de este y otros innumerables ejemplos, Boas llegaba a la conclusión de que los mismos fenómenos culturales no habían tenido siempre el mismo origen, es decir, fenómenos culturales semejantes pueden resultar de procesos históricos muy distintos y complejos. Por lo tanto, los investigadores no debían encandilarse ante la idea de una única línea de evolución cultural, sino tomar consciencia de la variedad de direcciones del desarrollo histórico de las sociedades y las culturas. Esto último se relaciona con una dificultad complementaria en el uso del método comparativo: los evolucionistas analizaban elementos o rasgos culturales aislados de s us contextos socio-históricos específicos. Así tenemos que Franz Boas, afirmando la existencia de una diversidad de procesos de desarrollo, sostiene que el método “histórico” resulta más apropiado para reconstruir los procesos particulares por los que se desenvolvieron las distintas culturas y las costumbres correspondientes. Esto implica el estudio detallado de las costumbres en su relación con la cultura total del grupo analizado, incluyendo su distribución geográfica en áreas relativamente pequeñas que permitan determinar si existen semejanzas de invenciones, costumbres y creencias que evidencien posibles conexiones históricas entre las culturas de esa área. Recién a partir de la comparación de los procesos de desarrollo de los mismos fenómenos en una misma área, se podrían establecer leyes generales. La idea principal de Boas sobre este problema es que el método comparativo puede lograr sus propósitos solo si se basa en resultados históricos particulares de culturas individuales y específicas. Ante la idea central del difusionismo alemán, a saber, que a los rasgos culturales semejantes distribuidos en el mundo les corresponde siempre un origen común, Boas reaccionó señalando la necesidad de limitar el ámbito geográfico de las
“ Al menos en la actualidad, el tipo anatómico, el lenguaje y la cultura no tienen necesariamente el mismo destino; un pueblo puede permanecer constante en tipo y lengua y cambiar de cultura; puede permanecer constante en tipo, pero cambiar de idioma o puede permanecer constante en idioma y cambiar de tipo y cultura. Resulta obvio, por lo tanto, que las tentativas de clasificar a la humanidad, basadas en la distribución actual de tipo, lengua y cultura, deben conducir a resultados diferentes, según el punto de vista adoptado; que una clasificación basada esencialmente en el tipo conducirá a un sistema que represente más o menos las consanguinidades de los pueblos; pero estas no siempre coinciden con sus vinculaciones culturales. Del mismo modo, las clasificaciones que se basan en el idioma y la cultura no coinciden necesariamente con una clasificación biológica ”. (Boas, 1964: 156-157)
El impacto que produjo en Boas el trabajo de investigación en grupos esquimales del Ártico canadiense y su formación previa en física y geografía lo condujeron a indagar y discutir explicaciones basadas en la determinación geográfica o ambiental sobre las realizaciones humanas. Para las perspectivas deterministas, el clima, el paisaje, y los recursos naturales disponibles determinan la idiosincrasia de un pueblo y el modo que asumen las relaciones sociales. Ante esta afirmación, Boas planteó que abundan las evidencias empíricas que muestran que no todos los pueblos instalados en condiciones ambientales semejantes crean las mismas pautas de organización. Sus propias investigaciones en sociedades aborígenes de América del Norte le permitieron concluir que el medio ambiente limita, condiciona o hasta orienta las actividades humanas , pero no crea la cultura cuyo desarrollo es independiente de aquel. En relación con lo dicho anteriormente, cabe señalar que Boas emprendió la primera expedición a la Tierra de Baffin con el propósito de realizar un estudio geográfico sobre la relación entre condiciones de vida en el Ártico, las rutas migratorias de los esquimales y la percepción de este pueblo sobre su propio entorno físico. El interés por entender la manera en que un pueblo percibe el entorno -problema que fue continuado en las sucesivas investigaciones entre los esquimales (y luego, entre otros pueblos aborígenes de América del
Norte)- lo condujo a profundizar la indagación respecto de la relatividad perceptiva de la realidad en consonancia con la especificidad de cada cultura. El Ártico le enseñó a Boas que el ojo no es simplemente un órgano físico, sino también un instrumento de percepción condicionado por la tradición. Sus investigaciones sobre esta problemática lo llevaron a concluir que las percepciones sensoriales están históricamente condicionadas y se transmiten por medio del proceso de aprendizaje. Es ese proceso el que determina nuestra percepción del mundo. Dicho de otro modo, el medio cultural contribuye a la conformación de la percepción humana. Desde el punto de vista metodológico y como resultado de sus primeras investigaciones entre grupos esquimales del Ártico, Boas impuso, en la antropología norteamericana, la necesidad de la investigación de campo como única actitud científica justificable. La utilización de rigurosas técnicas de recolección de datos supone el conocimiento del idioma nativo de la sociedad estudiada; solo así es posible conocer la vida de un pueblo “desde adentro” accediendo a su “vida mental” y documentarla objetivamente. Boas enseñó a sus discípulos y señaló en la naciente antropología académica norteamericana, que los instrumentos para estudiar sociedades no occidentales descansan en la participación del investigador en el círculo social de sus costumbres y de su lengua. El análisis antropológico de las culturas en los Estados Unidos se orientó de allí en más, al trabajo intensivo a partir de largas estadías de trabajo de campo y el dominio de la lengua nativa, guiado por el principio teórico de que toda cultura supone un cierto grado de integración de los elementos que la componen. Según Boas, “ cada cultura, cada sociedad, es un mundo que debe ser estudiado en sí mismo, más allá de generalizaciones ”; en tal sentido el Particularismo que propuso, expresó una reacción fuerte en contra de las reconstrucciones y los enfoques universalistas de la cultura, tales como los que caracterizaron al evolucionismo. El interés de la antropología que impulsó Boas apunta no a la Cultura con “mayúsculas”, en singular y en sus diferentes gradaciones, sino a las culturas en su pluralidad y diversidad. Para alcanzar un conocimiento científico de las culturas, postulaba la necesidad de investigar de un modo tal que se pusiera de relieve el punto de vista que los nativos de una cultura tienen acerca de la realidad. El Particularismo Histórico proponía acercarse a las culturas sin ninguna preferencia teórica a priori.
Cada historia cultural es única y particular ya que resulta de una dinámica específica que deriva del encuentro entre un desarrollo interno propio y las influencias externas que recibe. La historia cultural que propuso Boas tuvo el carácter de una comprensión cultural de las tradiciones de los pueblos. A lo largo de su obra expresó una preocupación recurrente por el pasado como instancia a reconstruir pues, como él mismo indicaba, no solo necesitamos conocer cómo son las cosas, sino cómo han llegado a ser lo que son. Para Boas, cada cultura está formada por un conjunto de rasgos que resultan de condiciones ambientales, factores psicológicos y relaciones históricas con otros pueblos. Asimismo, cada una de ellas es entendida como una unidad discreta, particular, situada en el espacio y en el tiempo. En rigor, desde la perspectiva particularista que inaugura Boas en la antropología norteamericana, debe hablarse de “las culturas” y no de “la cultura”. De este conjunto de ideas se deriva el relativismo cultural que pasó a ser un supuesto rector en los enfoques de la antropología norteamericana y un aporte teórico significativo para la antropología en general. Apoyado en este principio, Boas denunció sistemáticamente la perspectiva etnocéntrica, o mejor eurocéntrica, que la disciplina había sostenido desde sus inicios hasta entonces. En consecuencia, propuso una nueva actitud como forma de comprender la diversidad humana; para ello era necesario -además de asumir un enfoque relativista de las realidades culturales- dejar de entender a la cultura como una entidad estática y, por el contrario, analizarla en su dinamismo. La historia particular de cada cultura es entendida como un proceso dinámico de creación, difusión y reinterpretación de rasgos culturales; es por ello que, a su criterio, se torna difícil un análisis cultural comparativo que permita alcanzar regularidades o leyes científicas del comportamiento cultural. Los elementos que componen cualquier cultura son el resultado de la difusión y el préstamo cultural. De este modo, Boas sostiene que cada cultura humana está en constante cambio y modificación de sus rasgos, aunque pueda aparentar estabilidad. El proceso de remodelación o resignificación de rasgos nuevos según las pautas propias de cualquier cultura se denominó aculturación.
Cada cultura entendida como configuración es lo que le otorga significado a la experiencia, los comportamientos y las relaciones entre individuos, entre grupos y con el mundo en general. Para la antropología cultural norteamericana, la cultura como totalidad de las actividades mentales y físicas que caracterizan la conducta de los miembros de un grupo social posee una estructura, una organización, no se trata de la sumatoria de elementos independientes. Dado que algunas actividades, como los fenómenos de la cultura material y las relaciones sociales no son exclusivas del hombre, se hace necesario señalar las diferencias:
Hombre Animal Variabilidad de la conducta (aprendida) Conducta estereotipada, poco variable (instintiva) Capacidad de razonamiento No razonamiento de los actos Uso de lenguaje No uso del lenguaje
Las actividades de los animales aun cuando sean intencionales o incluso aprendidas, constituyen hábitos o modos de vida pero no cultura. A partir de Boas, la antropología norteamericana se va a destacar por el énfasis en la idea de la cultura como conducta aprendida que permite la adaptación del hombre a su hábitat. La cultura es una realidad psicológica, existe en el pensamiento y la acción de los hombres. El aprendizaje de la cultura no se trata de un aprendizaje formal, dirigido, sino de un condicionamiento inconsciente que puede variar ya que puede ser reacondicionado; es decir, está sujeto a los cambios que sufra la cultura. La cultura proporciona estabilidad al comportamiento humano por largos períodos de tiempo (transmisión de técnicas, de pautas de conducta, de creencias a través de las generaciones). La cultura dota de sentido al comportamiento humano, define la experiencia, tiene significado para sus portadores. En la antropología cultural norteamericana toma fuerza la idea de que la cultura es aprendida en un proceso de endoculturación, es decir de inculcación, de condicionamiento
Bibliografía consultada
-BOAS, Franz. 1964. Cuestiones Fundamentales de Antropología Cultural. Buenos Aires, Ediciones Solar. -HARRIS, Marvin. 1981. El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las teorías de la cultura. Madrid, Siglo XXI. -HERSKOVITS, Melville. 1952. El Hombre y sus obras. Bogotá, Fondo de Cultura Económica. -KAPLAN, David y Robert MANNERS. 1979. Introducción crítica a la teoría antropológica. México, Nueva Imagen. -MARTÍNEZ-HERNÁEZ, Ángel. 2011. El dibujante de límites: Franz Boas y la (im)posibilidad del concepto de cultura en antropología. História, Ciências, Saúde , 18 (3), 861-876. -ULIN, Robert. 1990. Antropología y Teoría Social. México, Siglo XXI.