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crimen castigo y violencias en mexico, Resúmenes de Historia

historia sobre crimen, castigo y violencias en mexico

Tipo: Resúmenes

2019/2020

Subido el 27/09/2020

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ÍCONOS 33, 2009, pp. 157-166
Reseñas
Elena Azaola
Crimen, castigo
y violencias en México
Serie Ciudadanía y Violencias,
FLACSO – MDMQ, Quito, 2008, 335 págs.
Los artículos de Elena Azaola compilados en
este libro, analizan la criminalidad y los dere-
chos humanos en México a través de distintos
capítulos que, como la autora lo indica, son
parte de estudios más profundos. Ubicarlos en
una sola publicación implica el riesgo de
excluir información importante. Sin embargo,
esta panorámica general también abre inquie-
tudes que remiten a la búsqueda de material
adicional o de los mismos estudios completos
de la autora.
El texto presenta una realidad descarnada,
dolorosa, que situada geográficamente en
México, alcanza con su evidencia a otras reali-
dades de Latinoamérica. Expone la vulnerabi-
lidad de la población en general, pero también
la de las instancias reguladoras del orden y
garantes de la seguridad y sobre todo, la vulne-
rabilidad de los derechos. Sus textos actualizan
la discusión de la discriminación por condi-
ción de género y etnia en las prisiones, y la es-
trecha relación entre el maltrato y abuso en la
infancia y la criminalidad.
La criminalidad, la violencia y los derechos
humanos van de la mano del contexto políti-
co; en el caso Mexicano, no se han concretado
cambios en las estructuras del Estado, especial-
mente la judicial que históricamente ha sido la
más desgastada y a la vez una de las más pode-
rosas. Las escasas garantías procesales, la tortu-
ra, la impunidad y la criminalidad se mantie-
nen sobretodo en las narco-fronteras. Por otra
parte, existen diferentes y numerosas instan-
cias para la defensa de los derechos humanos,
muchas de ellas vinculadas a círculos de poder
y/o dirigidas por ex-funcionarios públicos
cuestionados, que ofrecen pocas garantías para
la defensa eficiente y transparente de estos
derechos. Su función, desconocida por la ma-
yor parte de la población, es percibida como
incoherente y vista con desconfianza. Aunque
en la última década los organismos públicos
de derechos humanos (aliados con la sociedad
civil) han logrado reducir en algún grado la
violación de derechos y el abuso de poder, esto
sigue siendo un reto, al igual que la disminu-
ción de la corrupción y el uso óptimo y trans-
parente de los recursos públicos.
Por otra parte, el análisis sobre la policía
destaca las relaciones de poder entre el Estado
y la policía, la policía y la ciudadanía y al inte-
rior del sistema policial. Esta constante tensión
se basa en las inequidades que sufren los dife-
rentes elementos de la fuerza pública en cuan-
to al salario, horarios, equipamiento, posibili-
dades de ascenso y mejores condiciones labora-
les. A través de los testimonios de policías de
distintos rangos, la autora expone la fragilidad
camuflada constantemente en una coraza de
autoritarismo y poder que recae sobre la ciuda-
danía. Autoritarismo y poder que están presen-
tes también al interior de la institución policial
en la que existen redes de corrupción, extor-
sión, silencio y fidelidad a un grupo exclusivo
y limitado de policías. Al igual que sucede en
nuestro medio, ser un policía es una vivencia
ambivalente: de poder pero a la vez vergonzo-
sa, de vocación pero a la vez de sobrevivencia.
Ellos mismo son parte de la población, pero a
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Elena Azaola Crimen, castigo y violencias en México Serie Ciudadanía y Violencias, FLACSO – MDMQ, Quito, 2008, 335 págs.

Los artículos de Elena Azaola compilados en este libro, analizan la criminalidad y los dere- chos humanos en México a través de distintos capítulos que, como la autora lo indica, son parte de estudios más profundos. Ubicarlos en una sola publicación implica el riesgo de excluir información importante. Sin embargo, esta panorámica general también abre inquie- tudes que remiten a la búsqueda de material adicional o de los mismos estudios completos de la autora. El texto presenta una realidad descarnada, dolorosa, que situada geográficamente en México, alcanza con su evidencia a otras reali- dades de Latinoamérica. Expone la vulnerabi- lidad de la población en general, pero también la de las instancias reguladoras del orden y garantes de la seguridad y sobre todo, la vulne- rabilidad de los derechos. Sus textos actualizan la discusión de la discriminación por condi- ción de género y etnia en las prisiones, y la es- trecha relación entre el maltrato y abuso en la infancia y la criminalidad.

La criminalidad, la violencia y los derechos humanos van de la mano del contexto políti- co; en el caso Mexicano, no se han concretado cambios en las estructuras del Estado, especial- mente la judicial que históricamente ha sido la más desgastada y a la vez una de las más pode- rosas. Las escasas garantías procesales, la tortu- ra, la impunidad y la criminalidad se mantie- nen sobretodo en las narco-fronteras. Por otra parte, existen diferentes y numerosas instan- cias para la defensa de los derechos humanos, muchas de ellas vinculadas a círculos de poder y/o dirigidas por ex-funcionarios públicos cuestionados, que ofrecen pocas garantías para la defensa eficiente y transparente de estos derechos. Su función, desconocida por la ma- yor parte de la población, es percibida como incoherente y vista con desconfianza. Aunque en la última década los organismos públicos de derechos humanos (aliados con la sociedad civil) han logrado reducir en algún grado la violación de derechos y el abuso de poder, esto sigue siendo un reto, al igual que la disminu- ción de la corrupción y el uso óptimo y trans- parente de los recursos públicos. Por otra parte, el análisis sobre la policía destaca las relaciones de poder entre el Estado y la policía, la policía y la ciudadanía y al inte- rior del sistema policial. Esta constante tensión se basa en las inequidades que sufren los dife- rentes elementos de la fuerza pública en cuan- to al salario, horarios, equipamiento, posibili- dades de ascenso y mejores condiciones labora- les. A través de los testimonios de policías de distintos rangos, la autora expone la fragilidad camuflada constantemente en una coraza de autoritarismo y poder que recae sobre la ciuda- danía. Autoritarismo y poder que están presen- tes también al interior de la institución policial en la que existen redes de corrupción, extor- sión, silencio y fidelidad a un grupo exclusivo y limitado de policías. Al igual que sucede en nuestro medio, ser un policía es una vivencia ambivalente: de poder pero a la vez vergonzo- sa, de vocación pero a la vez de sobrevivencia. Ellos mismo son parte de la población, pero a

la vez están sobre y contra ella; la ciudadanía puede ser el protegido y el enemigo, lo mismo que sus propios compañeros de profesión. Desde una perspectiva psicoanalítica esta es una perfecta vivencia esquizofrénica con un alto grado de disociación. Otro elemento des- tacado por Azaola es la percepción que la ciu- dadanía tiene de los policías como elementos corruptos, en la medida que conocen no sólo de las “pequeñas” extorsiones cotidianas, sino delitos más graves y mayores, relacionados so- bre todo con el tráfico de drogas y robo de ni- ños. En el análisis de la experiencia de los poli- cías linchados y quemados en Tláhuac, sin ninguna intervención de sus compañeros y au- toridades para detener estos eventos, se eviden- cia la incapacidad de la misma institución y sus funcionarios para asumir las deficiencias en y de su misma institución. Lo descrito nos lleva a considerar nuestros escenarios más cercanos, y su análisis y refle- xión a preguntarnos ¿cuánto puede el Estado ocuparse del “cuidado” de la ciudadanía en general?, si no ha podido asumir eficientemen- te el cuidado de sus propias instituciones en- cargadas de garantizar la seguridad ciudadana. En la sección referente al sistema carcelario se evidencia que la sobrepoblación, la deficien- te inversión de recursos del Estado y la crimina- lización de la pobreza, contribuyen a que se reproduzca un sistema violento, donde grupos exclusivos determinan la dinámica interna de las prisiones y ejercen poder sobre los más po- bres, mediante una normativa paralela a la ofi- cial. En este sistema, las mujeres, que general- mente son un porcentaje reducido de la pobla- ción carcelaria, son las más afectadas. Bajo el argumento de que son pocas no se priorizan espacios específicos ni condiciones que les per- mitan “rehabilitarse”. El acceso a educación y capacitación es privilegiado para los hombres, quedando poca oportunidad para que ellas lo aprovechen. En la mayoría de casos, la condena es para toda la familia, especialmente cuando sus hijos e hijas están privados de libertad, encarcelados a su lado por no tener quien

asuma su cuidado en el exterior. Igual que su- cede con las mujeres en las prisiones de nuestro país, las que Azaola entrevista, evidencian histo- rias de vidas disfuncionales y caóticas en donde la violencia y el abuso han sido constantes. En muchas ocasiones la comisión de un delito está generalmente influida por la relación de pareja, particularmente en el caso de las “mulas”. Como otros estudios en Ecuador^1 , el texto de Azaola evidencia como el juego de seducción y afecto por parte de los hombres pesa notable para que las mujeres acepten servir de “mulas” o auto-inculparse para protegerlos. Así, al interior del sistema penitenciario las mujeres son doblemente invisibles y vulnera- bles; pero, de este grupo, las mujeres indígenas lo son más. El analfabetismo, el idioma y la pobreza son factores que las ponen en gran desventaja tanto fuera como dentro de las pri- siones. Con frecuencia han sido usadas como “mulas” bajo amenaza en contra de su familia, hijos o pareja. En otros casos, han sido tortu- radas para confesar delitos que no cometieron, se las ha separado e incomunicado y se las ha juzgado en procesos dudosos, en una lengua que no es la suya; por lo tanto, las condiciones en las que viven el encierro son aún más catas- tróficas. Lo cierto es que con una historia de vulnerabilidad y discriminación, con oportu- nidades de desarrollo mínimas y maltratantes, indígenas o no, las mujeres usualmente viven las escasas oportunidades y servicios de la pri- sión como si fueran un privilegio, con lo cual queda de manifiesto que la fragilidad e inde- fensión en la que vivieron fuera de prisión se extienden en su interior. Como parte del análisis de género y violen- cia, Azaola recoge uno de los casos calificados de negligencia intolerable por parte del Es- tado: las mujeres asesinadas en Ciudad Juá- rez. Con base en los argumentos de Todorov

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Reseñas

1 Torres, Andreina, 2008, Drogas, cárcel y género en el Ecuador, la experiencia de mujeres “mulas”. Abya Yala, FLACSO Ecuador, Quito y Coba, Liset, 2004, Motín y amores en la cárcel de mujeres del Inca, Tesis de maes- tría, UASB.