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Una reunión de personas que comparten experiencias personales sobre el uso terapéutico del cannabis para mejorar la calidad de vida y el bienestar de sus familiares que padecen diversas patologías. La organización civil red familiar del sur, junto a otras asociaciones, invitan a expertos y testigos a compartir sus historias sobre el uso de cannabis en el tratamiento de epilepsia refractaria, autismo y otras enfermedades. El documento también incluye la perspectiva de marcelo morante, capacitador del programa nacional de cannabis medicinal, quien advierte sobre la importancia de la investigación y el conocimiento de los propios pacientes en el uso terapéutico del cannabis.
Tipo: Apuntes
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Cuando se reúnen la lucha, la calidad de vida y el derecho a la salud Un grupo de personas están reunidas en la plaza, rodeados de inmensos árboles, bajo un cielo brillante. Las familias se van acomodando, con sus silletas y mesitas. Los niños corren por el pasto con pelotas de colores mientras que los bebés en sus carritos agitan las manos para alcanzarlos. Podría ser una escena habitual de cualquier domingo, pero esta reunión es especial. “Se trata de bajar un cable a tierra y compartir experiencias en un lugar más distendido al aire libre”, explica Horacio, miembro de la organización civil cannábica Red familiar del sur. También están invitados Annanda Cultiva, Papá cultiva, Asociación civil cogollos del oeste, entre otros. Los mates y cosas dulces acompañan el relato de una mamá cultivadora, Nancy. “Mi bebé sufre epilepsia refractaria, las convulsiones no pararon hasta que probamos el aceite de cannabis”, termina con voz quebrada mientras recibe abrazos de otras mamás y sonríe entre lágrimas. Los testimonios siguen y Juan Cruz comparte su experiencia: “Mi hija tiene cinco años y es autista, nos costó entender la enfermedad, buscar un tratamiento. Como les pasó a ustedes no veíamos salida hasta que encontramos el cannabis. La nena de vestido rosa que está corriendo con los otros chicos es Brisa, nuestra hija”, señala a un grupo de niños jugando. Marcelo Morante, capacitador del Programa Nacional de Cannabis Medicinal, explica que los beneficios del cannabis se extienden a amplias patologías que muy lentamente son estudiadas, pero advierte que “Las mayores evidencias y conocimientos del uso terapéutico del cannabis la tienen los pacientes que realizan autocultivo”. Una camioneta negra con la letra A en verde llega al lugar. “Se tardaron en venir, claro ahora que son famosos se hacen los importantes”, dice riendo Gabriela, integrante de Refasur, al ver llegar a Alejandra y su equipo de Annanda cultiva Hurlingham. Más abrazos se multiplican porque la experiencia y lucha de Alejandra sienta un precedente para avanzar sobre el autocultivo legal. La tarde cae y Alejandra trae una inmensa torta verde con la imagen de la hoja de cannabis adornada con coco del mismo color. Los chicos se reúnen alrededor para recibir su porción. ¿La velita mami?”, pregunta Lautaro a su mamá, Teresa, quien mira a Alejandra y sonríe. La lucha de Teresa por la calidad de vida de su hijo, quien padece de epilepsia refractaria, fue larga porque con siete años Lautaro vivía internado. “Hace un año que toma una gota de cannabis por día y puede ser un chico como todos, no más internación ni sufrimiento”, explica Teresa a una mamá y ambas se abrazan. Horacio trae una vela verde y la coloca en el centro de la torta mientras Alejandra la prende y Lautaro emocionado llama a los chicos.
Un grupo de al menos 20 personas se despiden con la promesa de volver a reunirse, el mes que viene, para celebrar la lucha, la calidad de vida y el derecho a la salud de sus hijos y de todas las personas que sufran patologías que el cannabis pueda aliviar.