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El estilo del e portafolio como modelo de exámenes
Tipo: Ejercicios
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¡No te pierdas las partes importantes!
Llegaremos a la definición de portafolio mediante un alud de aproximaciones de distinta naturaleza que de algún modo identifican el término en cuestión. Esta vaguedad se antoja necesaria si atendemos a la distinta concepción que cada uno de nosotros puede tener sobre lo que es un portafolio y es necesario darle un reconocimiento, aunque sea de manera introductoria. Los que prefieran un enfoque directo pueden saltar la lista identificativa siguiente e ir al final del apartado donde se define de un modo directo el término de portafolio y llegar directamente a las fases de confección del e-portafolio que ocupan el apartado posterior.
Como decimos, en diferentes mentes e incluso en una misma pueden coexistir varias de las aproximaciones que se presentan a continuación. Se dice que un portafolio puede ser:
una historia documentada, un grupo de ideas que deben desarrollarse, un currículo vitae, un motivo de reflexión en la acción, una presentación de materiales concretos, un contenido seleccionado, una herramienta de desarrollo personal una narración de lo importante, una evolución evidente, un software de procedimientos acumulativos, un diario personal, un repositorio individual o colectivo, una parte de una historia, un plan de desarrollo profesional o personal, un memorando histórico, una evidencia de mejora, una galería de experiencias, un resumen de los mejores trabajos, un sistema de gestión de la información, un lugar de encuentro a través del tiempo, un breviario temático, un calendario documentado de progreso.
Sabemos que no agotamos la lista de definiciones rápidas y que cada lector tiene dibujada también una idea propia que se ha ido delimitando conforme pasa el tiempo y llegan las experiencias puesto que no se trata en absoluto de un término simple con un solo significado. Quizá por esta limitación comprensiva se haya identificado el portafolio con distintas metáforas que llegan de manera más figurativa y suave a la mente. El portafolio es una maleta o un bolso en el que se pone lo esencial para un viaje, por ejemplo. Del e-portafolio se ha llegado a decir que es un "teatro digital" al que la audiencia acude con invitación.
Sea como sea y reconociendo la versatilidad del instrumento que tratamos, el portafolio precisa de un marco referencial de definición que lo constituye y lo diferencia de otros instrumentos. Como veremos la complejidad definitoria del portafolio no está reñida con la claridad de sus límites, que los tiene. A partir de un marco común, el portafolio se irá concretando en diferentes usos (ver capítulo siguiente) y ello se materializará también en diversas ramas de un mismo árbol.
Y llega el siempre difícil momento de las definiciones, propias y ajenas, en las que cuesta concretar y ninguna línea escrita deja satisfecho. Pero, como decimos, si algo necesita un marco y una definición es el término e-portafolio que resumiríamos a la voz conjunta del paso de muchos otros autores (Barberà, 1996; Barnett, 1995; Jafari y Kaufman, 2006; Stefani et al., 2007).
Sin querer ser prescriptivos, en términos generales, un e-portafolio es un sistema digital que permite a los usuarios documentar competencias, eventos, planes o productos que son relevantes para ellos, así como también dejar de manifiesto su evolución a lo largo del tiempo elegido. Esta demostración seleccionada se evidencia mediante muestras documentales (cartas, artículos, fotos, trabajos personales, monografías, valoraciones externas, etc.) y registros de distinto tipo y soporte (textual, audio, video, etc.) que se presentan de manera organizada y reflexiva a una audiencia determinada (en relación a lo que le ha llevado a elegir las muestras entre otras muchas y lo que le ha aportado finalmente al usuario). Este sistema está controlado por el usuario y permanece abierto a lo largo del tiempo por lo que permite revisiones y actualizaciones continuas y se puede enriquecer con retro-alimentaciones de otros usuarios con los que se puede compartir.
Aunque no sea muy común queremos destacar lo que realmente no es un e-portafolio. Esta negación expresa quiere resaltar las virtudes de un e-portafolio, si se nos permite, por encima de sus partes comunes y compartidas con otros instrumentos paralelos. Simplemente apuntaremos dos diferencias: a) un e-portafolio no es una simple colección de trabajos o productos en sí misma si no va acompañada de decisiones de selección relevante y, b) un e-portafolio no será completo si no incluye un elemento reflexivo explícito o implícito. Estos dos elementos, selección y reflexión, dan una idea aproximada de la dificultad cognitiva que implica este sistema basada en una radical y argumentada toma de decisiones.
También hay que salir al paso de otras denominaciones paralelas que han recibido los e- portafolio históricamente. La más utilizada es la de webfolio, que si bien se quiere distinguir del e- portafolio en el soporte físico que lo sustenta mostrando ser una herramienta más evolucionada – en el caso del e-porfolio se referiría a medios como CD-Rom, memory sticks, etc. no accesibles directamente en web (Love, McKean y Gathercoal, 2004)–, en estos momentos se asimila a la propia palabra portafolio electrónico aceptando dicha evolución de manera implícita.
Por lo tanto, una vez definido y distinguido un e-portafolio, hemos de dar un paso más ahora para ubicarlo en el conjunto de iniciativas al apoyo del conocimiento. ¿Se trata de un instrumento en el sentido psicológico del término que explica las herramientas mentales como soportes y vehículos del pensamiento? ¿Se trata de un sistema dada su complejidad y puesto que alberga diferentes elementos interrelacionados en sí mismo? ¿Será una metodología que apunta
Estas fases se configuran como las principales etapas que marcan un cierto ritmo de avance progresivo con las comprensibles iteraciones incluidas en el proceso. Estas etapas no quedan reflejadas en el producto final del e-portafolio, son grandes fases de confección y elaboración del instrumento. Otra cosa distinta es cómo se plantea la presentación última de un e-portafolio concreto que es algo que presentaremos en el apartado de diseño y que, de hecho, en cierta manera, enlaza con la última fase de este apartado cuando alguien se plantea publicar su portafolio.
Antes de introducirnos en los tipos de e-portafolios queremos remarcar que el estilo e- portafolio reconcilia la tecnología con la vida diaria usándola de un modo natural. Este estilo lleva en su pensamiento la idea de utilizar la tecnología para dar soporte a lo que suceda en el día a día y va progresando con ella. Las tecnologías móviles y personales son las que están aportando ahora muestras de trabajo, actividades realizadas, grabaciones de eventos relevantes, etc. como evidencias de desarrollo personal y progreso profesional. Todo ello ayuda a "recortar" momentos relevantes de la vida que reflejan lo que pretende el e-portafolio como instrumento que es: mostrar lo más interesante de lo que uno sabe hacer o ha hecho dejando constancia del pasado con un impulso decidido hacia el futuro desarrollo personal.
La lista siguiente quiere ser un resumen de los beneficios que aporta la confección racional de un e-portafolio para el individuo como usuario de este sistema y para la organización y entorno social –empresa, ciudad...– en el que se halla inserto.
Beneficios para el individuo (aprendiz, profesional, ciudadano...):
Se puede presentar una amplia variedad de muestras enlazadas ágilmente y con rápido acceso. Se aumenta la competencia digital del que lo utiliza.
Se muestran potencialmente distintos tipos de competencias. Se muestran tareas auténticas en contextos reales.
Se potencia la imagen de innovación y creatividad del usuario.
Se incrementa la autoevaluación y el autoconocimiento como aprendices, profesionales o personas.
Se aumenta la capacidad comunicativa y se potencia la superación.
Se puede transportar y es de fácil almacenamiento y consulta. Se demuestra fácilmente el crecimiento del usuario en un periodo determinado de tiempo.
Beneficios para la organización (empresa, ciudad, sociedad):
El producto resultante puede ser usado por la organización como sumatorio de las capacidades de los usuarios.
Los usuarios tienen un modelo positivo de la organización cuando se trabaja con la tecnología de este modo. La organización incrementa el conocimiento de su capital intelectual.
El proceso incrementa la confianza de los usuarios en el uso de la tecnología, lo que repercute en la misma organización. Responsables de la organización pueden trabajar más fácilmente con los trabajadores o asociados implicados.
Se almacena gran cantidad de información de manera muy sencilla y cómoda y es de fácil recuperación. Se evidencia la evolución de la organización a través del tiempo.
Previamente a la fase de diseño de un e-portafolio existe otra fase de identificación de recursos y necesidades que determinará la realidad de lo que acabará siendo un e-portafolio en último término. El siguiente esquema nos ilustra los recursos básicos que se precisan para crear un e- portafolio y puede servir para revisar con qué contamos para desarrollarlo, qué debemos determinar en primera instancia e indicarnos si debemos adquirir algo esencial para empezar.
Así el siguiente gráfico puede ayudar a esta valoración inicial.
Gráfico 2. Recursos básicos para la creación de un e-portafolio. Adaptado de Kilbane y Milman (2003)
Una vez determinados estos tres ámbitos con mayor o menor profundidad –recursos, formato y necesidades– se abre la fase de planteamiento inicial que encara el enfoque del diseño posterior que tendrá el e-portafolio. En el campo del diseño instruccional y en el del desarrollo multimedia, son las preguntas las que dirigen desde el inicio los proyectos e innovaciones y no vamos a escapar de esta realidad ahora. Este es el motivo por el cual presentamos un catálogo de preguntas que organiza lo que nos debemos preguntar y en qué orden (aproximado) para bosquejar un e- portafolio de un modo racional. Huelga decir que su seguimiento no supone el éxito de su aplicación puesto que ésta va estrechamente unida a factores formativos, culturales y contextuales -como veremos en el apartado de implementación (ver capítulo siguiente)- y que se debe regular
Acciones: Esta dimensión es clave en el establecimiento de la calidad interna de un portafolio electrónico. Si bien no todos los e-portafolios son de carácter reflexivo –puesto que este hecho está más acusado en aquellos en los que se pretende que el usuario aprenda del proceso–, de algún modo ha de existir algún componente argumentativo en la presentación y muestra de trabajos realizados. Esta dinámica argumentativa y la profundidad de la reflexión requerida se han de establecer al mismo tiempo que se deben tener presentes los referentes valorativos, sean éstos implícitos o explícitos. La persona que desarrolla un e-portafolio puede realizarlo con objetivos personales, pero normalmente lo confecciona siguiendo objetivos más sociales –formales o no formales–. En ambos casos, personal y social, es interesante conocer los parámetros mediante los que se medirá la validez del e-portafolio. Tener ejemplos similares que se consideren exitosos ayuda sobremanera a la determinación de este particular.
Acciones: Del mismo modo que desde el principio se han de conocer el ámbito de actuación y los objetivos del e-portafolio también se ha de instituir de manera fundamentada todo aquello que tiene que ver con la evaluación del e-portafolio. No se trata de llevarla a cabo en este momento, pero se deben establecer mecanismos de regulación desde sus primeros compases. En este contexto se erigen los indicadores concretos de calidad que también orientarán y serán válidos en la fase de diseño. Se deberá tener en cuenta la manera de conectar los objetivos con los resultados conseguidos enlazando de este modo propuestas, procesos y productos en el marco de una revisión de la efectividad del e-portafolio que se aplicará no sólo al final del e-portafolio sino en su proceso de confección. Es deseable establecer un mecanismo de meta evaluación más o menos elaborado que asegure de un modo estable la robustez técnica del e-portafolio y de sus contenidos ya que no se trata de algo completamente concluido sino de un producto que va evolucionando en muchas ocasiones de manera irregular.
En relación a la tecnología incorporada en los e-portafolio también existe un uso ascendente en cuanto a su nivel de complejidad que va desde documentos realizados en procesadores comunes hasta programas multimedia de autor pasados por hipermedia, presentaciones, registros videográficos y webs basadas en HTML. Como ya apuntábamos, antes de comenzar también hay que tener presente con qué tecnología se cuenta y qué recursos hay que tener preparados. Las tecnologías multimedia ofrecen hoy en día un amplio rango de posibilidades para organizar digitalmente los productos del estudio, del trabajo y demás de un modo ágil y accesible. Se trata pues de seleccionar una herramienta de diseño que exista: no tiene mucho sentido crear una de nueva aunque, dependiendo de las prestaciones que se busque, lo interesante será adaptar alguna de las que existen en el mercado. De todos modos aunque ésta parece una opción fácil porque se puede acceder al producto predeterminado, en esencia no lo es puesto que se debe tomar la decisión de seleccionar la mejor iniciativa en función del e- portafolio que se quiera y ello conlleva el riesgo de dejar atrás prestaciones de interés incluidas en productos desechados. Como herramientas de diseño para un e-portafolio se considera la combinación entre software específico (de pago o libre) y las aplicaciones que aporta Internet. Entre los productos más conocidos y de fácil acceso que se usan para ello están: Power-Point, HyperStudio, Adobe Acrobat y Netscape Composer. En el apartado final "para saber más" facilitamos una selección de otras posibilidades que pueden resultar atractivas para el desarrollo de un e-portafolio. Más que enumerar o explicar cada uno de los productos que existen en el mercado y que irán cambiando a medida que el tiempo avance nos centraremos en algunos factores que influyen en la selección de una herramienta de diseño de un e-portafolio. Siguiendo a Kilbane y Milman (2003), algunos de los factores que se han de tener en cuenta en el momento de seleccionar una tecnología son:
Accesibilidad
Es necesario conocer el tipo de accesibilidad que se tendrá a la herramienta seleccionada. Aunque se cuenta con acceso a muchas herramientas desde el trabajo y desde las casas particulares, es conocido que también en muchos casos la institución y hasta los usuarios deben comparar software ellos mismos para crear e-portafolios.
tener los programas, si se cuelgan en web.
Requerimientos técnicos
También en este apartado existen muchos aspectos que deben revisarse de manera previa. Algunos de los más básicos serían: tener información sobre si el procesador, memoria y espacio de disco duro cumplen los requisitos de las herramientas elegidas. Se ha de valorar la compatibilidad de los accesorios personales (teléfono móvil, PDA, MP4, etc.).