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l sistema mecánico está formado por las partes que le dan robustez al microscopio, como la base, el brazo u otras partes necesarias para su sujeción y la de sus principales componentes. Ll sistema mecánico está formado por las partes que le dan robustez al microscopio, como la base, el b Tubo: El tubo es una parte esencial de la estructura, ya que es la que garantiza la alineación entre las partes ópticas. Esta parte del microscopio enlaza el ocular con el objetivo. Revólver: El revólver es la pieza donde se encuentran posicionados los objetivos, permitiendo hacer un intercambio de aumento cómodamente simplemente con girarlo. También lo puedes encontrar por el nombre de portaobjetivos. Brazo: El brazo es el elemento que une todas las demás piezas fijas, como la base, la platina o el cabezal. Es una parte esencial para el correcto funcionamiento de todas las partes, ya que se encarga de mantenerlas perfectamente alineadas. Platina: Esta es la parte del microscopio compuesto donde se
Tipo: Resúmenes
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Desde el punto de vista histológico, la sangre está constituido por componentes celulares y extracelulares. Los primeros componentes son los eritrocitos (glóbulos rojos), los leucocitos (glóbulos blancos) y las plaquetas (trombocitos); mientras que el componente extracelular es el líquido de la sangre llamado plasma. La sangre completa tiene un color rojo intenso, debido al hierro oxigenado de la hemoglobina (Hb). La sangre desoxigenada es de color rojo más oscuro, como se observa en las muestras de sangre venosa. Cuando se ven a través de la piel, las venas presentan un color azulado a causa de la desviación de la luz cuando atraviesa la piel. Los términos médicos relacionados con la sangre completa suelen empezar por hem/o- o hemat/o-, prefijos que proceden del término griego haima («sangre»). Por ejemplo, hemólisis es la destrucción prematura de los eritrocitos, y hematólogo es el especialista en hematología.
Por término medio, un adulto tiene unos 5 litros de sangre completa (5-6 litros los hombres, y 4,5-5,5 litros las mujeres). Casi 2,75 litros (55%) constituyen la porción líquida de la sangre; el resto (45%) es la porción celular. La sangre representa el 6% al 8%del peso corporal de un adulto sano. COMPOMENTES CELULARES
1. ERITROCITOS Los glóbulos rojos son discos bicóncavos (como una esfera hueca) compuestos de hemoglobina, una sustancia rica en hierro. Su función es transportar el oxígeno, al unirse a la hemoglobina, desde los pulmones a todas partes del cuerpo, ya que por su tamaño, forma y flexibilidad se pueden introducir entre pequeños espacios. Los glóbulos rojos derivan de la célula madre de la médula ósea y son, en origen, células con núcleo cuya maduración en la médula se lleva a cabo con la síntesis de la hemoglobina y la pérdida de función del núcleo, que finalmente es expulsado. En este momento, esa célula nueva se llama reticulocito, que se transforma en glóbulo
rojo o hematíe cuando pierde material y se hace más pequeño. El eritrocito ya maduro pasa al torrente sanguíneo. La hormona que regula la formación de glóbulos rojos se llama eritropoyetina y se produce en unas células de los riñones. La función de la eritropoyetina es estimular a la médula para que forme más glóbulos rojos y que no falten en los momentos críticos, por ejemplo, en una hemorragia. Se puede administrar una hormona sintética de eritropoyetina en una inyección cuando la producción de los glóbulos rojos ha disminuido, por ejemplo, de la insuficiencia renal o la quimioterapia. Los glóbulos rojos o hematíes tienen una vida media de unos 120 días y una vez llegados a su fin se eliminan por el hígado y el bazo. Para que se formen, la médula ósea necesita hierro, vitamina B- 12, ácido fólico, vitamina B-6, entre otros elementos. Es muy importante incluir en la dieta alimentos que nos aporten estos nutrientes. Cuando hay una pérdida de sangre o existe una disminución de la producción de glóbulos rojos en la médula, como ocurre por ejemplo con ciertas enfermedades y durante la quimioterapia, estos valores descienden, hecho que conocemos como anemia. Si su descenso es leve, la persona puede notar una cierta fatiga, pero si el descenso es más pronunciado puede sentir cansancio, mareo e incluso dificultad para respirar. En este caso, necesitaremos descansar. Para recuperar la anemia en muy importante mantener una alimentación rica y suficiente y tomar alimentos que contengan hierro. Además, el médico recetará, si es necesario, un suplemento de hierro, inyecciones de eritropoyetina e incluso una transfusión sanguínea en caso necesario.
2. LEUCOCITOS Los glóbulos blancos son los encargados de defender al organismo de las infecciones. Se producen a partir de la célula madre en la
la zona y atraen a más neutrófilos, lo que provoca que la zona esté enrojecida y caliente. Los eosinófilos son los encargados de responder a las reacciones alérgicas. Lo que hacen es inactivar las sustancias extrañas al cuerpo para que no causen daño, y también poseen gránulos tóxicos que, estos los que van hacer es matar a las células invasoras y limpian el área de inflamación que se está desarrollando. Los basófilos también intervienen en las reacciones alérgicas, liberando histamina, sustancia que aumenta la circulación sanguínea en la zona para que aparezcan otro tipo de glóbulos blancos y,
además, facilitan que, durante este proceso, éstos salgan de los vasos sanguíneos y avancen hacia la parte dañada. También liberan heparina, una sustancia que disuelve los coágulos. Estos tipos de glóbulos blancos no poseen gránulos en su citoplasma y constituyen aproximadamente el 40% del total de los glóbulos blancos.
Constituyen un 30% del total de glóbulos blancos (entre 1.000 y 4.000/mm3). Se forman en la médula ósea, pero luego emigran a los ganglios linfáticos, bazo, amígdalas, timo y en realidad a cualquier parte del cuerpo. Al contrario que los granulocitos, viven mucho tiempo y maduran y se multiplican ante estímulos determinados. No sólo luchan contra las infecciones. Por ejemplo, los linfocitos T matan a las células extrañas o infectadas, bien
Los plasmocitos son glóbulos blancos encargados de la producción de anticuerpos. Un plasmocito es un linfocito B que ha sido activado por un linfocito T colaborador ante la presencia de un antígeno (virus, bacteria, etc.). Una vez activados, los linfocitos B se transforman en plasmocitos, por un lado, y linfocito B de memoria por el otro. Este último memoriza la estructura del microorganismo invasor para que en caso de reaparecer inmediatamente se active un clon de plasmocitos que comiencen a fabricar en gran escala los anticuerpos con los que señalizar los microorganismos patógenos para que otros glóbulos blancos puedan destruirlo. Los plasmocitos son linfocitos grandes con una elevada proporción núcleo celular/ citoplasma y con un aspecto característico visto al microscopio óptico. Tienen un citoplasma basófilo y un núcleo excéntrico con heterocromatina dispuesta en una característica forma de «rueda de carro». Su citoplasma también contiene una zona pálida que vista al microscopio electrónico contiene un extenso aparato de Golgi junto con los centriolos. La abundancia de retículo endoplásmico rugoso combinada con un buen desarrollo del aparato de Golgi son indicadores característicos de la especialización en fabricación y secreción de proteínas, en este caso anticuerpos (inmunoglobulinas).
Constituyen un 5% del total de glóbulos blancos. Su función consiste en acudir a la zona de infección para eliminar las células muertas y los desechos. Contienen enzimas (un tipo de proteínas) especiales con las que también matan bacterias. Se forman en la médula ósea y tras pasar por la
sangre vigilan y cumplen sus funciones en los diferentes tejidos como la piel, los pulmones, el hígado o el bazo. Cuando existe una infección, se produce inflamación, dolor, enrojecimiento, calor en la zona afectada, y fiebre. Eso significa que el organismo está luchando contra las sustancias extrañas y aumenta la formación de glóbulos blancos, por eso, es normal que sus cifras estén altas en una analítica. Pero hay veces, como ocurre con el tratamiento de quimioterapia, que se ve afectada la médula y los leucocitos bajan (se denomina neutropenia si bajan los neutrófilos, o leucopenia si bajan los glóbulos blancos o leucocitos en general) y la producción medular se ve afectada. Entonces hay más riesgo de producirse una infección grave, por lo que habrá que tomar una serie de precauciones:
3. TROMBOCITOS Las plaquetas ó trombocitos son las células que previenen la hemorragia con la formación de coágulos. Se producen en la médula ósea a partir de una célula llamada megacariocito que proviene de la célula madre. Las cifras normales de plaquetas en sangre son de 150.000 a 450.000/mm3 en sangre. La trombopoyetina es una hormona que estimula a la médula para la formación de plaquetas. Las plaquetas se acumulan en las heridas, provocando una contracción del vaso sanguíneo y, tras una serie de reacciones químicas y junto con los factores de coagulación que intervienen, se unen entre sí y forman un coágulo de fibrina que detiene definitivamente la hemorragia. Las plaquetas viven unos diez días en la sangre. Con la quimioterapia, las plaquetas también van a sufrir un
Albúmina: constituye alrededor de 60% de las proteínas plasmáticas. Se produce en el hígado y su función principal es mantener la presión osmótica y oncótica de la sangre. En términos generales, si los niveles de albúmina disminuyen por debajo de lo necesario, el plasma tiende a salir de los vasos sanguíneos. Esto lleva a la disminución del volumen sanguíneo, que puede progresar hasta el choque hipovolémico. beta (β) globulinas: producidas principalmente en el hígado. Contienen varios factores de transporte (como la transferrina, que une y transporta al hierro) y factores de la coagulación. Gamma (γ) globulinas: también conocidas como anticuerpos o inmunoglobulinas. Son producidas por los linfocitos B (células plasmáticas). Fibrinógeno: producido por los hepatocitos. Sufre cambios estructurales durante la coagulación, lo que permite la formación del coágulo que previene la pérdida de sangre (hemorragia) desde un vaso sanguíneo lesionado. Proteínas del complemento: un grupo de proteínas que se activan en múltiples eventos inflamatorios y ayudan en la eliminación de microorganismos. Las proteínas plasmáticas actúan como amortiguadores, tampones o buffers para mantener el valor homeostático del pH sanguíneo (7.4). Estas proteínas tienen la habilidad de unirse a sustancias ácidas o alcalinas y neutralizarlas, sustancias que de lo contrario ocasionarían cambios en el pH sanguíneo.