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Tipo: Apuntes
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Instituto Nacional contra la Discriminación, inadi la Xenofobia y el Racismo
www.cuadernos.inadi.gob.ar
¿Y si la discapacidad no estuviera
dada en la naturaleza?
Tensiones entre el modelo médico
y el modelo social
Indiana Vallejos
Quisiera detenerme en que pensemos cuáles son los conceptos que fundan nuestras acciones. Entiendo que las intervenciones expresan conceptos, ya en la construcción del problema, ya en el diseño de acciones para modificarlo. Y sin embargo, cuando intervenimos en el campo de la discapacidad, éste parece ser un campo desprovisto de conceptos, como si eso fuera posible.
A pesar de que el tema comienza a formar parte de las investigaciones locales, aún podemos sostener “que la discapacidad se ha tornado una noción difícil y esquiva para el abordaje académico pero cotidiana para los que la viven y la sienten. En la academia, ha resultado ser una noción que describe y explica una “realidad”. En la cotidianidad, un término otorgado o adquirido que puede ser “estigmatizante” (es discapacitado, por lo tanto) y/o “reivindicativo” (soy discapacitado, por lo tanto) para aquellos que, sobre todo, se sienten excluidos por que están excluidos”. (ROSATO y ANGELINO. 2009:19).
Por eso me interesa trabajar en torno a una tensión: pensar la discapacidad como una cuestión biológica, dada en el cuerpo frente a otra perspectiva que considera la discapacidad como una producción social a partir de determinadas características corporales, consideradas un desvío de la normalidad. Lejos de un análisis binario, me refiero a términos que se implican mutuamente en una disputa, y que nunca aparecen en forma pura.
Dice Carlos Skliar: La presunción de que la deficiencia es, simplemente, un hecho biológico y con características universales, debería ser, una vez más, problematizada epistemológicamente: comprender el discurso de la deficiencia, para luego revelar que el objeto de ese discurso, no es la persona que está en silla de
dando por sentada y natural la normalidad de esa participación esperada. Bajo la apariencia neutra de la nueva terminología, no resulta tan distante del modelo médico, del que conserva conceptos centrales.
El discurso médico sostiene la necesidad de identificar las causas y expresiones corporales de aquello que se enuncia como discapacidad en un diagnóstico. Y es a partir de esa enunciación que se produce la discapacidad. Si describiéramos ese proceso de producción podríamos decir que supone dar por sentado que existe una evidencia corporal de la discapacidad , una marca visible e incuestionable, pero que –sin embargo- requiere de un aval científico, de una palabra autorizada para la interpretación de esa evidencia corporal. Una posición que supone que “ el cuerpo habla por sí mismo ”, y que la discapacidad está dada en ese cuerpo. De algún modo, el médico nombra la discapacidad y la constituye en el momento de nombrarla.
La discapacidad no existe como tal antes de su enunciación en un diagnóstico médico. Sólo existen algunas características del sujeto que pueden corresponderse –bajo la observación de una mirada experta y si existe un conocimiento que permita interpretarlo– con los signos y síntomas de un déficit. La identificación de esos signos y síntomas y el establecimiento de las correspondencias con una categoría nosográfica los materializa como discapacidad. Es decir: existe una estrecha relación entre lo visto y lo enunciable / enunciado, que una vez que es dicho, es producido como discapacidad.
Es posible pensar entonces que la producción de discapacidad como materialidad es, en parte, una expresión del poder ejercido por el discurso médico. A partir de esa materialización, se hacen las predicciones de su evolución, con y sin tratamiento de rehabilitación, se prescriben prácticas, se elaboran profecías acerca de la vida del discapacitado.
A los integrantes del equipo de investigación que integro en la Universidad Nacional de Entre Ríos nos llevó un largo y dificultoso tiempo de lecturas y análisis de nuestra experiencia de campo el intentar esta ruptura. Porque si bien en un principio intentábamos un análisis crítico del proceso de producción social de la discapacidad , dábamos por supuesto que la existencia de un déficit –como un dado en la naturaleza- en la base de la producción de discapacidad.
En esta búsqueda se hizo necesario volver sobre las producciones ya trabajadas para construir otra mirada, una mirada que nos permitiera cuestionar(nos) como portadores de esas representaciones naturalizadas.
Hoy nos proponemos pensar a la discapacidad como una producción social, inscripta en los modos de producción y reproducción de una sociedad. Ello supone la ruptura con la idea de déficit, su pretendida causalidad biológica y consiguiente carácter natural, a la vez que posibilita entender que su significado es fruto de una disputa o de un consenso, que se trata de una invención, de una ficción y no de algo dado.
Hablamos de un déficit construido (inventado) para catalogar, enmarcar, mensurar cuánto y cómo se aleja el otro del mandato de un cuerpo “normal” del cuerpo Uno (único).
Es, también, una categoría dentro de un sistema de clasificación y producción de sujetos. El parámetro de una normalidad única para dicha clasificación es inventado en el marco de relaciones de asimetría y
desigualdad. Esas relaciones asimétricas producen tanto exclusión como inclusión excluyente. (ROSATO y ANGELINO: 2009: 31)
En este planteo, que pretendemos inscripto en el modelo social, las restricciones sociales impuestas a las personas con discapacidad son pensadas como producto de la normalidad bio-médica que, naturalizada, opera como criterio de demarcación social. Las causas de la discapacidad no son biológicas sino sociales.
Es preciso comprender a la discapacidad como una forma particular de “construir” al otro distinto al nosotros en términos de desigualdad, centrando críticamente el análisis en las relaciones entre normales y anormales, sin que importe la “medida” de la anormalidad. Esto definitivamente implica considerar las condiciones de desigualdad que dan origen al proceso de alterización y se refuerzan como su producto.
Bibliografía ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. (1980). Clasificación Internacional de Deficiencias, Actividades y Participación. Ginebra. ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD. (2001). Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y la Salud. Ginebra. ROSATO, Ana y ANGELINO, María Alfonsina (coordinadoras). (2009) Discapacidad e ideología de la normalidad. Desnaturalizar el déficit. NovEduc. Buenos Aires. SKLIAR, Carlos. (2002) Y si el otro no estuviera ahí? Notas para una pedagogía (improbable) de la diferencia. Miño y Dávila. Buenos Aires.
Indiana Vallejos Licenciada en Servicio Social. Magister en Salud Mental. Docente e investigadora de la Facultad de Trabajo Social – Universidad Nacional de Entre Ríos. Integrante del equipo del Programa UNL ACCESIBLE. Universidad Nacional del Litoral. indiana@fts.uner.edu.ar